El viaje no fue muy sencillo, poner todo el bagaje en el tren, una noche casi sin dormir en el aeropuerto, intentar registrar las bicicletas, darnos cuenta de que nos olvidamos de desinflar las llantas (sin embargo teníamos todo tan bien empacado en cajas 😭)…. Reabrimos todo, empacamos todo, afortunadamente el personal de American Airlines fue paciente e incluso atendió con cinta adhesiva 🥵
Vayamos a un primer vuelo de 10h a Dallas en Estados Unidos, 5 horas de espera, y otro vuelo de 10h a Buenos Aires…. Qué tiempo puede pasar lentamente… Sólo ocupación, mirar cómo maltratan las maletas cuando cargan y descargan en el aeropuerto…»Hey Matthieu, pero son nuestras bicicletas en el carro, viste las cajas, ya se ven terribles!» ¿En qué condiciones nos devolverán las bicicletas? 😭
Cuando llegamos al aeropuerto de Buenos Aires, recogimos todo, las cajas estaban rotas en las esquinas y había grandes cintas adhesivas de la seguridad nacional de los Estados Unidos…. De hecho, en Dallas registraron nuestras cajas, no es de extrañar que el embalaje salga por todos lados…. Pero antes de inspeccionarlo todo, lo cargamos en un taxi para salir del aeropuerto (sólo hay una autopista desde el aeropuerto, y nos gustaría evitar que nos aplastaran el primer día de nuestro viaje….). El taxi nos deja en la Plaza de Congreso en el centro, ideal para levantar las bicicletas…. Después de 2 horas de trabajo, qué sorpresa, todo funciona 🤩 y ni siquiera tuvimos que ocuparnos de los residuos, mientras estábamos trabajando, 2 jóvenes cogieron nuestras cajas y una señora cogió las maletas que queríamos tirar (ya rotas, sin ruedas), e incluso nos dio 100 pesos (vale, ni siquiera vale 2 euros, pero el gesto es bonito, ya que le dijimos que las íbamos a tirar, y eran nuestros primeros pesos argentinos)….
Aprovechamos el sol para visitar el puerto y reservar un ferry para el día siguiente… Uruguay, llegamos, Buenos Aires, ¡volvemos pronto!