Honduras/El Salvador

Km 20 127

El paso por ambos países fue muy rápido y principalmente por las carreteras principales.

En Honduras sólo pasamos una noche. Al entrar en el país nos sorprendió la cantidad de basura que había en los bordes de la carretera. Después de un año en América Latina, ya estamos acostumbrados a ver basura en los bordes de la carretera, pero aquí todavía está un paso por encima. También anuncia la pobreza del país, que está más presente que en Costa Rica y Panamá, por ejemplo. Al atravesar la primera ciudad hondureña, también nos sorprende ver guardias con escopetas frente a muchas tiendas, bancos y aparcamientos. Sin embargo, encontramos un bonito lugar de acampada en un bosque bastante seco en el que Kati incluso ve un ciervo y en el que vemos cómo el cielo se convierte en toda una paleta de colores rojos y naranjas.

Al día siguiente vemos el mar con grandes buques portacontenedores y una campaña de vacunación en la plaza principal de Nacaome a la sombra de unos árboles, y luego llegamos ya a El Salvador. Es el país más pequeño de Centroamérica, en 3,5 días cruzamos toda su longitud. Nuestra experiencia está marcada por agradables encuentros y Pupusas, panes rellenos de diversos ingredientes, pero casi siempre con queso.

Después de nuestro primer día en El Salvador, pensamos en acampar junto a un río a la entrada de un pequeño pueblo, pero al salir del supermercado, un hombre nos sugiere que nos duchemos en su casa, justo al lado del supermercado, para finalmente montar la tienda en su jardín. Es su casa de vacaciones, vive en Estados Unidos, en el estado de Virginia, donde tiene un restaurante de comida salvadoreña. Hablamos un poco de nuestro viaje, de Estados Unidos, y luego nos hace probar un aguardiente salvadoreño, un aguardiente a base de caña de azúcar. Pronto nos damos cuenta de que muchos salvadoreños viven en Estados Unidos o conocen a personas que lo hacen. Varias personas se ofrecen a hablar con nosotros en inglés o nos dicen que están aquí para pasar las vacaciones con sus familias, como un hombre que encontramos en la playa y que viene a hablar con nosotros porque le atraen nuestras bicicletas. Pero el encuentro más memorable es, sin duda, el de Valerie y Denis, una pareja franco-canadiense que nos acogió a través de la red Warmshowers en Nochevieja. El rancho de Valerie está situado directamente al mar, en un pequeño pueblo. Aprovechamos para relajarnos, charlar en francés, comer y beber bien, jugar a las cartas con las hijas de la vecina, ver cómo los niños revientan la piñata del cumpleaños de una de las hijas de la vecina y conseguir algunos dulces… En definitiva, es una parantesis muy agradable en este viaje y sobre todo en el momento de las fiestas de fin de año, nos hace sentir menos solos. Después de este momento de relajación, ¡volvemos a tener fuerzas para ir a la muy montañosa Guatemala!

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