Km 11 407
Al estudiar la continuación de nuestra ruta en el mapa, teníamos miedo. En pocos días, tuvimos que subir 15000m 😱 ¡Pero los paisajes eran tan bonitos que casi no notamos todas las cuestas!
Saliendo de Cusco, hicimos un pequeño desvío en el valle sagrado de los Incas donde hay una multitud de sitios arqueológicos. Si hubiéramos querido visitarlos todos, habríamos tenido que quedarnos un mes. Comenzamos con el sitio de Chinchero, donde los conquistadores españoles construyeron una iglesia sobre ruinas incas. Ahora que los arqueólogos han limpiado las ruinas incaicas que hay debajo de la iglesia, es una bonita mezcla de culturas en un mismo lugar. A la mañana siguiente visitamos las salinas de Maras. Un manantial de sal natural alimenta un gran número de estanques de los que los incas ya extraían sal. Hoy en día, las familias de Maras siguen siendo propietarias de estas minas y continúan extrayendo sal como lo hacían sus antepasados. Seguimos hasta el yacimiento arqueológico de Moray, que se encuentra a pocos kilómetros. Es un complejo agrícola con varias terrazas en forma circular. El propósito era proteger las terrazas de abajo del viento frío y obtener temperaturas más altas con el sol calentando las piedras de las terrazas. De este modo, los incas podían cultivar plantas que normalmente no crecen a 4000 metros de altitud. ¡No son estúpidos esos incas! Hicimos un bonito descenso hasta el fondo del valle sagrado, sólo esta vista ya merecía la pena las desviaciones. Después de una degustación de cerveza y una buena hamburguesa en una cervecería artesanal, terminamos el día en Ollantaybambo, un sitio importante en el valle sagrado. Era un fuerte militar construido en las escarpadas laderas de la montaña. Nos impresionan los pequeños senderos tallados en las rocas, las terrazas súper empinadas y las fuentes alimentadas por un pequeño río que pasa cerca del lugar. Está claro que los incas tenían buenos conocimientos de ingeniería civil.
Aunque es muy divertido visitar todos estos sitios, vimos suficiente por un tiempo. Volvimos a centrarnos más en nuestras bicis. Para llegar a la costa, tuvimos que atravesar varios valles muy bajos para volver al altiplano justo después. Varias veces tuvimos descensos muy agradables para volver a un clima más suave a 2000m de altitud. Pero también tuvimos que volver a subir varias veces para volver a los 4000m y al frío altiplano que hay justo detrás. Fueron unos días intensos en los que se empezaba en pantalón corto por la mañana y se terminaba en chaqueta de plumas por la tarde o al revés. ¡Pero el paisaje era impresionante cada día! Hasta el último día, cuando el último descenso nos llevó de más de 4000m de altitud a sólo 600m en Nasca. Pronto, puedes leer más sobre nuestras aventuras en el artículo sobre Nasca, pero mientras tanto echa un vistazo a los hermosos paisajes que atravesamos en nuestra galería de fotos 😉
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Desde Cusco a la costa